Se realizó un
taller de armonización en La Marguerite Pâtisserie en el cual proponían jugar
con la combinación de sabores entre vino y café para poder ver cómo cada uno
exalta los atributos del otro, incluso originando una tercera bebida.
En un principio probamos
la combinación entre un vino blanco con un blend entre la uva Chenin y Chardonnay
de la bodega Underground, que tenia un sabor dulce combinado con notas ácidas y
cítricas. Para combinar con este nos dieron un café de Etiopía, preparado en
una máquina hogareña de filtro, que por sí mismo tenía un sabor acaramelado y
tostado. Al ir del café al vino brotaron notas mentoladas y especiadas que
previamente no sentíamos.
En segundo lugar,
probamos un vino tinto de la bodega Relator preparado con un blend de las
varietales Cabernet y Franc que por si mismo tenia un sabor especiado, dulce y
amaderado. Para jugar con este nos dieron un café preparado en el método de
prensa francesa con granos de origen en Brasil y con un beneficio natural, por sí
mismo tenía notas a oliva y pan tostado con una pesadez en boca característica de
este método. Al pasar del café al vino sentíamos que se apagaban las notas cítricas
y frutadas de este dejando un sabor herbáceo parecido al del Earl Grey.
Tercero probamos
un vino tinto preparado con la clásica uva argentina, Malbec, de la línea Esperando
a los barbaros, que reposó en huevos de hormigón. Este vino tenia un fuerte
sabor frutado y notas apedradas como también una marcada pesadez en boca. Para
acompañarlo nos dieron un clásico del café, origen colombiano, preparado también
en máquina de filtro, que exhibía la acidez frutada y notas fermentadas propia
de granos de este país y método lavado. Pasando del vino al café resaltaba las
notas acarameladas del grano y también podíamos encontrar sabores especiados en
él.
Para finalizar
la cata nos propusieron experimentar entre un espumante de la bodega Relator, un
blend entre la uva Chenin y Chardonnay, con un sabor dulce y cítrico junto a un
espresso hecho con un blend de granos con origen en Guatemala y Brasil, que tenía
un sabor balanceado y redondo con un cuerpo cremoso y notas acarameladas y
tostadas. En el juego de pasaje entre estos dos se marcaba mucho las notas
dulces en el espresso y en el espumante sucedía a la inversa, lo dulce quedaba
opacado y brillaba lo ácido y frutado.
Consideramos
importante el encuentro entre un mundo con tanta historia como es el del vino
con un espacio de cata y experimentación nuevo como es el café de especialidad;
durante el taller hubo varias ideas de innovación respecto a costumbres y
técnicas ya practicadas desde la plantación de vinos como la enología que
buscan avanzar a nuevos horizontes el mundo del café.
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